Aunque no exista una base científica aún bien definida, los bebés tienden a eliminar de su memoria las malas experiencias. Existen estudios que evidencian que los niños puedes sufrir estrés severo por el hecho de ser hospitalizados y sometidos a una cirugía craneal y todos los aspectos que esto conlleva. No obstante, las medidas que se toman para evitar el dolor, además del acompañamiento de sus padres durante todo el proceso, facilitan el ingreso hospitalario y la respuesta al tratamiento de los niños.
Es indiscutible que los niños de corta edad, incluyendo neonatos y lactantes, experimentan dolor antes de poder manifestarlo con palabras. Sin embargo, en la actualidad la anestesia está adaptada para las diferentes edades en las que se realizan las cirugías. También disponemos de estrategias para reducir las molestias durante la revisión de las heridas, levantamiento de los apósitos y retirada de puntos de sutura, cuando es necesario.
En la actualidad se conoce que los niños pueden formarse representaciones simbólicas de la situación que han vivido y recuerdos somáticos de lo sufrido. Esto explica porque inicialmente presentan reacciones negativas frente a los médicos o evitan que les toquemos la cabeza. No obstante, a medida que crecen y van entendiendo la situación y los recuerdos se hacen más lejanos, acudir al hospital deja de ser una situación estresante en la mayoría de los casos.
Por último, otro aspecto fundamental para facilitar el tratamiento es la actitud positiva y serena de los padres. La ansiedad y angustia de los familiares les dificulta la adaptación del niño a la situación, por lo que recomendamos tratar al niño con la mayor normalidad posible (jugar, comer, etc).